Fernando Lugo, fue recibido como la esperanza de la izquierda en un país empobrecido por la corrupción política, la injusticia y las dictaduras militares. Lugo fue obispo de una de las regiones más pobres de Paraguay antes de ser presidente. Ahora se ha sabido que mientras era obispo tuvo, lo que se conoce por hoy, dos hijos con dos mujeres diferentes.
Benigna Leguizamón, de 27 años asegura el Presidente es el padre del segundo de sus cuatros hijos, Lucas Fernando, nacido en Choré, donde en ese entonces Lugo se desempeñaba como la máxima autoridad eclesial. Benigna, ha recurrido a la justicia tras rechazar ayer la propuesta del abogado de Lugo para que el jefe de Estado se realice la prueba de ADN por vías extrajudiciales, a lo que ella se opuso porque considera que los resultados podrían ser manipulados.
El gobernante "no tomó en serio su caso porque pensó que por ser humilde no le iba a demandar", ha comentado Benigna, quien en su denuncia afirma que Lucas Fernando, sigue a la espera de la bicicleta que su presunto padre le prometió en una conversación telefónica.
La mujer afirma, que intimó con Lugo cuando tenía 17 años de edad y acudió a él para pedir ayuda del Obispado, después de que el papá de su primer hijo se desentendiera de ella.
El presidente decidido que tendrá que pedir la mitad del sueldo presidencial (al que había renunciado) para pagar por los alimentos a la mujer y al niño.
De acuerdo alas estadisticas en Paraguay, siete de cada diez niños o niñas son inscritos de padre desconocido, con lo que eso significa la condena a la pobreza para ellos y también para sus madres que tienen que criarles solas y en condiciones dificiles.
Las dos mujeres tenían menos de 20 años en el momento de quedarse embarazadas, él sobrepasaba los 50. Siendo él, se supone, un hombre de izquierdas y preocupado por las injusticias sociales, no parece que le preocupara, sin embargo, la Iglesia, la asociación en la que él ocupaba un alto cargo, siguiera prohibiendo el preservativo, condenando y dificultando el uso de cualquier método anticonceptivo (y el aborto por supuesto) que pudiera librar a las niñas y jóvenes de países muy pobres de ser más pobres todavía. A él no le importó nada que siendo el primero en saltarse las reglas de su iglesia las más pobres se vieran sin embargo sujetas a ellas. A Fernando Lugo no pareció importarle en su momento la suerte de esas dos mujeres y de sus hijos. No sólo no reconoció su paternidad, sino que la ocultó y ni siquiera les pasaba dinero o ayuda a las madres.
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